Finales de Temporada: Kannagi

El Invierno llegó, aquella temporada de dos caras que representa un color demasiado gris, los árboles se tornan muertos, los caminos se cubren de humedad, el granizo duro y frío cae, pero irónicamente la gente, en un proceso de más de 5 días, olvida alguna vez lo tan triste que puede ser, y es así como se ve el otro lado del Invierno, con una de las fechas más conmovedoras del año.
Pero también el Invierno viene significando que nos despedimos de una temporada y saludamos otra, otro paquete lleno de producciones nuevas, esperando ser vistas y ser consideradas según lo que intentan ofrecer: clichés, nuevas experiencias, nuevos rostros, o por si la demanda fuese grande, ofrecerán lo mismo hasta que el público ruegue por tener algo innovador.

Otoño volvió a cumplir con lo que entregó en el 2007 dentro del 2008, estrenando nuevos relatos, historias, cuentos, novelas, para todos los gustos.

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Yamamoto Yutaka, aquel personaje de quién consideraban "mal director"; aquel personaje de quien preferirieron retirarlo de las páginas de uno de los libros que tiene a una mitad de sus lectores gritando por la divinidad que ellos adoran, y a la otra mitad la tiene complacida, a pesar de las acciones que tomó para romper corazones en una de sus capítulos; aquel personaje a quien le cerraron las puertas, y por su autoestima, lo aceptaba aún por más dudosa que puedan ser las razones.

Pero Yamamoto, conocido como Yamakan, por la gente que lo quiere, que lo admira y respeta, agradeció a una mujer con joven cuerpo, de quién la gente no creía en su poder, pero Yamakan, creyó, y esa joven, con su brillante cabellera azul y sosteniendo en alto su bastón -que cumplía muy bien las características para creer que portaba magia-, le concendió la oportunidad de demostrarles a muchos por qué Yamamoto, aquella persona adicta a las coreografías y la explotaba por lo adictivas que eran, era un director. Pero como condición, la chica mágica le pidió de favor que la convirtiese en la ídolo de los niños, jóvenes, adultos, y si era posible, ancianos.
Yamakan hizo con su trabajo lo que tenía que hacer, e inesperado, y tomando por sorpresa aquellos que le cerraron la puerta, convirtió a la joven que golpeo su cabeza con su bastón rosa, en la ídolo que ella le pidió. Hoy, todavía el poder de la misteriosa joven es cuestionado, pero a paso corto, puede que Yamakan esté cumpliendo con su palabra.

A-1, Ordet, y con aquel "mal director" al mando, Kannagi se volvió el cuento que se convirtió en comedia; la comedia que se convirtió en drama. Pero, evolucionando a cualquier nivel o género, siempre tendrá su desenlace, y es así, como -¿por ahora?- nos despedimos de Kannagi.